Resiliencia digital bajo DORA: obligaciones y oportunidades para el sector financiero
DORA ya es obligatorio: conoce las obligaciones de resiliencia digital para el sector financiero y sus oportunidades.
Aprende a identificar, evaluar y gestionar los riesgos de terceros para fortalecer la continuidad, confianza y cumplimiento de tu compañía.
26/11/2025
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7 min

Las empresas, hoy, ya no caminan solas. Cada decisión que externaliza un proceso abre una nueva conexión, una alianza y, también, un riesgo que debe gestionarse.
Desde la logística hasta la nube, los terceros manejan información crítica, acceden a sistemas internos y, en muchos casos, representan un punto de entrada para riesgos financieros, operativos o reputacionales.
Por eso, la gestión de riesgos de terceros (TPRM) dejó de ser una tarea de auditoría ocasional y se convirtió en una función estratégica para la resiliencia empresarial.
Las organizaciones actuales pueden tener cientos o miles de relaciones con terceros. Cada una de ellas puede traer eficiencia, innovación y ahorro, pero también puede ser el eslabón más débil de la cadena.
Un incidente en un proveedor de software, un fallo de cumplimiento en una empresa subcontratada o un caso de fraude en la cadena logística puede escalar rápidamente y afectar la reputación y estabilidad del negocio principal.
Un ejemplo: Un banco puede tener un sistema de ciberseguridad impecable, pero si su proveedor de marketing automatizado sufre una filtración, los datos de los clientes igualmente quedan expuestos. La seguridad, el cumplimiento y la reputación no terminan en las fronteras de la empresa: se extienden a toda su red de aliados.
Implementar un programa de gestión de riesgos de terceros sólido no consiste solo en revisar contratos o exigir certificaciones. Implica establecer un proceso continuo y transversal, en el que distintos equipos (compras, legal, compliance, tecnología, finanzas) colaboren bajo una misma estrategia.
Los pilares básicos incluyen:
Uno de los errores más comunes es pensar que el TPRM es responsabilidad exclusiva del área de compliance o de auditoría. En realidad, la gestión efectiva de terceros es un esfuerzo compartido.
Cuando estos equipos trabajan alineados, se genera una visión integral del riesgo. La clave está en pasar de procesos aislados a una gestión centralizada, donde todos tengan acceso a la misma información.
Incluso las empresas más maduras cometen fallos que debilitan su programa. Algunos de los más frecuentes son:
La madurez de un programa de TPRM se mide por su capacidad para anticipar y prevenir, no solo para reaccionar.
La automatización ya no es una opción, sino una necesidad. Con soluciones tecnológicas, los equipos pueden centralizar la información, automatizar evaluaciones, hacer seguimiento de indicadores y recibir alertas tempranas sobre incumplimientos o cambios en la exposición al riesgo.
Una plataforma como Zenta permite:
Cuando los equipos internos cuentan con visibilidad completa, pueden pasar de “reaccionar ante el problema” a “prevenirlo antes de que ocurra”.
La gestión de riesgos de terceros no es un proceso accesorio: es parte esencial de la estrategia de resiliencia y sostenibilidad corporativa.
Un programa sólido no solo protege frente a pérdidas o sanciones, sino que también refuerza la confianza de clientes, inversores y socios.
Incorporar la cultura de riesgo a los equipos internos y apoyarse en tecnología adecuada son pasos clave para avanzar hacia un modelo de gestión más maduro, transparente y eficiente.
Porque en un ecosistema de alianzas complejas, la confianza se gestiona, no se asume.

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